Si hay algo que caracteriza el paisaje rural de Cantabria es la abundancia del avellano (Corylus avellana), un arbusto que prolifera tanto es sus valles como en torno a sus brañas.
En la falda de Peña Sagra, en La Braña del Monte, se reparten diversas manchas boscosas de avellanos que crecen salvajes en los terrenos comunales. Ocupan las laderas que rodean la braña, formando bosques un tanto desorganizados donde estos grandes arbustos caducifolios alcanzan tal tamaño, que bien podemos considerarlos árboles.
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De camino a la Braña del Monte. |
En estas tierras del valle del Nansa, las gentes tienen como costumbre ancestral, atropar avellanas en el otoño. Para quienes desconozcan el término atropar, su significado según la Real Academia Española es "Juntar, reunir, especialmente la mies que se recoge en gavillas o el heno que antes se ha esparcido para que se seque". Esta definición explica también lo que se hace con las avellanas, pues, al igual que las mieses, las avellanas se recogen en el monte para después extenderlas bajo techo y que sequen para poder consumirlas.
El acto de atropar avellanas es muy sencillo y, aunque el dolor de riñones después pase factura, es muy satisfactorio. Consiste, simplemente, en agacharse una y otra vez para recoger las avellanas que, ya maduras, han caído al suelo. Hay que intentar no coger aquellas agujereadas (porque tienen gusanos) ni aquellas que aun conservan parte de su cápsula algodonosa, llamada localmente "cazagüello".
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En plena foresta. |
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Rodeados de avellanos. |
Estos hermosos bosques, en los que te pierdes fácilmente si no estás acostumbrado a transitar por ellos, nos permitieron disfrutar toda la jornada de la naturaleza en este extraño mes de octubre de 2014, en exceso seco y caluroso. Setas, acebos, ciervos y vacas tudancas nos acompañaron toda la jornada, amenizando siempre la ardua labor del atrope.
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El fruto del trabajo bien hecho |
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Acebo en todo su esplendor. |
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Ganadería de vacas Tudancas.
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Agradecemos especialmente a Marisa y Manuela Cuenca las enseñanzas de la recogida de avellanas, el paseo por la Braña del Monte de San Sebastián de Garabandal y por supuesto la compañía y el almuerzo. Personas así hacen que se quiera más a la "tierruca".
Si el patrimonio cultural de Cantabria es excelente, el natural es sobrecogedor. Experimenta con Caria Turismo y Arqueología estas sensaciones en contacto directo con el paisaje y las tradiciones.