Ubicada a escasos 6 km de Reinosa, entre los siglo XI y XII este edificio, que por entonces era el monasterio de San Pedro de Cervatos, administraba un extenso territorio de Cantabria y de Castilla por privilegios y fueros reales. Entre los siglo XIII y XIV el monasterio pierde poder hasta que en el siglo XV Juan I manda repoblar el "lugar de Cervatos".
La espectacular colegiata románica es conocida a nivel mundial por sus canecillos con representaciones eróticas, decoración del edificio que servía para transmitir visualmente a los fieles, en su mayoría analfabetos, los pecados de la carne.
Con Caria Turismo y Arqueología podrás conocer toda la historia de la colegiata de San Pedro de Cervatos, y hasta sus detalles. En esta ocasión nos detenemos en una de las representaciones "diferentes" del edificio. Se trata de un relieve incrustado en un sillar de un contrafuerte entre el muro sur y el ábside de la iglesia. Desconocemos la exacta cronología de la imagen ya que parece ser reutilizada en este contrafuerte, aunque por su estilo románico pertenece sin duda al medievo.
En esta piedra rectangular aparece representada una figura de pie, togada, que sostiene un libro con la mano izquierda y bendice con la derecha. Sin duda un religioso cuya identidad se desconoce, aunque podríamos asociarla al abad que mandó reforzar el edificio con ese contrafuerte. Los especialistas destacan de esta imagen la tosquedad y rudeza de su talla, de estilo torpe pero limpio, y que sin duda no fue realizada por el taller que hizo el resto de las
representaciones.
La identidad de la imagen es una incógnita, aunque nos atrevemos a decir que podría tratarse de la representación de San Benito por su mano derecha en posición de bendecir, y por la relación directa del mundo eclesiástico con los libros, la lectura y la transcripción. Es probable que el monasterio se acogiera a la regla Benedictina en torno al año 1000.
Representado del mismo modo encontramos a San Benito de Nursia (480-543 d.C.), fundador de la orden de los benedictinos cuya Regla se basa en el "Ora et labora". Cada monasterio debía tener sus siete oraciones al día y trabajar para autoabastecer a la comunidad.
San Benito de Nursia. Fresco del claustro del Monasterio de Subiaco, Italia. S. XIV. |